
El pesimismo se apoderó ayer de Wall Street. A pesar de la leve tendencia al alza en los días anteriores en los parqués europeos y la insinuación del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke de rebajar los tipos de interés, el Dow Jones perdió más de un 5% sin hacer buenas las previsiones del día anterior.
Las fuertes pérdidas de la bolsa parisina obligaron a suspender quince minutos la cotización de su principal indicador bursátil, el Cac-40, desbordado por la afluencia masiva de órdenes de venta.
El Gobierno británico anunció el pasado miércoles de buena mañana que desarrollaría un plan de rescate de unos 64.500 millones de euros para estabilizar el sistema financiero del Reino Unido, lo que supone una nacionalización parcial de la banca. Tal es el caso del Royal Bank of Scotland (RBS) que llegaría a retroceder un 40%. La recapitalización llegará a los principales bancos que se acogerán a este plan: Abbey, Barclays, HBOS, HSBC, Lloyds TSB o Standard Chartered. Además, el Banco de Inglaterra proporcionará unos 250.000 millones de euros en forma de créditos a corto plazo con tal de suministrar liquidación a los bancos y a las entidades hipotecarias. Según el Gobierno, estas medidas garantizarán la estabilidad del sistema financiero y protegerán a los ahorradores, los titulares de depósitos y las empresas.
Poco más tarde, el presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero anunció que la inyección de dinero aumentaría de 20.000 a 100.000 millones de euros. Zapatero también anunció el establecimiento de un fondo, a cargo del Tesoro de 30.000 millones de euros, ampliable a 50.000 millones, para garantizar la financiación de empresas y de ciudadanos, en un evidente paralelismo con las actuaciones de su homólogo inglés, Gordon Brown.
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